Lalalaaa, lala laaaa, la semana pasada en clase de orquestación nos pusimos a discutir sobre el negro futuro editorial de partituras y del negrísimo futuro de la música clásica contemporánea en particular. Para que nos vamos a engañas, los compositores "clásicos" (o más bien contemporáneos) podríamos desaparecer mañana mismo y a nadie le importaría demasiado, fuera de los ámbitos familiares.
La industria editorial lo único que tiene que hacer es actualizarse un poco, mirar a internet no como un mar de ladrones y piratas si no como el mundo de oportunidades que es. Lo dispuesto que estaría yo a pagar por partituras en PDF a un precio razonable, sin tener que ir a buscarlas, pedirlas, esperar que te las manden, etc. Y lo que se ahorrarían ellos en imprenta. Algún motivo habrá para que no lo hayan hecho aún.
Por la parte de los compositores, bueno, habrá que dedicarse a temas trasversales. Por ejemplo, la música de baile, esto es, electrónica, y en mi caso más bien hardcore. O medios audiovisuales, tirando más a lo clásico. Lo de los conciertos con orquesta, cámara o instrumentos musicales en general hay que entender que o se hace una muy buena promoción de uno mismo, empapada en talento, o se va a quedar en cosas puntuales, agradecidas, pero que no dan de comer.
Sobre creatividad, se me da el caso de que algunas noches no hay quien me duerma. Me acuesto a buena hora, reventado por madrugar a la mañana y entrenar a la tarde, y le doy vueltas en la cabeza a una idea hasta que acabo desarrollándola tanto que tengo que levantarme a escribirla para no perderla. Y a veces salen cosas muy decentes.
Anoche mismo estuve hasta las 4 escribiendo y retocando la continuación de mi quinteto de viento, de una forma curiosísima:
Cuando me acosté estaba pensando en la idea de juntarme con algún coreógrafo del superior de danza e intentar hacer algo rentable, en plan: montamos algo con música electrónica y unos bailarines, hacemos un par de fiestas quasi gratis, que locales sé dónde encontrar, y a partir de ahí promocionamos y nos buscamos un pelín las castañas. Repetir varias veces con otros proyectos hasta que a uno lo conozcan en el mundillo y ya se pueda hacer algo serio.
Pues de ahí, a ponerme a pensar qué es lo que triunfa de la música discotequera más popular, sease, pastelosa, y qué es lo que me gusta de la música más hardcore. Juntando las conclusiones que fuí sacando, más algo de orquestación, más algo de electroacústica, me puse a pensar una melodía de lo más simplona y que se diera bien a repeticiones y variaciones. Anda pués, saqué cinco (5) notas en siete tiempos, repitiendo un motivo de tres notas, le di la vuelta para dejarlo simétrico, y fuí añadiendo voces en sucesivas entradas completando la armonía, y completándola de forma que cambiara respecto de las espectativas que uno llevaba, aunque tampoco demasiado. Eso y un buen bajo y a lo tonto he escrito veinte compases de música decente. Y todo esto pensado para electrónica.
Al rato me doy cuenta de que es material estupendo para mi quinteto de vientos, así que empiezo a elaborar un poco más la orquestación, la transición de lo que llevo ya escrito a esto, la continuación en la que la flauta entra casi borracha en medio de tanto orden a reventarlo en otro modo/tono, etc.
La cosa es que al final me está quedando algo así como una escena de Ballet para quinteto de vientos, muy decente y muy bailable.
Y esta mañana a las 7 arriba, que tocaba ir a la granja de mi tío a palear mierda de los cerdos. Al final hemos acabado sacando viguetas del suelo de las cuadras, así que de tocar estiércol, nada.
La putada de ser "creativo" es que te viene casi siempre a la hora de dormir. Y uno suele necesitar dormir.