jueves, febrero 03, 2005

¡Vivir! (Ayn Rand)

100 años de nacimiento de esta escritora y filósofa, aqui dejo un pedazo de sus pensamientos:


YO soy. YO pienso. YO lo deseo. Mis manos.... Mi espíritu... Mi cielo....Mi bosque...Esta tierra es mía.....
¿Qué debo decir aparte? Estas son las palabras, ésta es la respuesta.
YO estoy parado aquí, en la cumbre de la montaña.
YO levanto mi cabeza y YO extiendo mis brazos. Estos, mi cuerpo y espíritu, éste es el fin de la busqueda.
YO deseé saber el significado de las cosas. YO soy el significado. YO deseé encontrar un motivo para existir.
YO no necesito un motivo para existir ni una sanción para mi existencia. YO soy el motivo y la sanción.
Son mis ojos que ven, y es la vista de mis ojos que otorga belleza a la tierra.
Son mis oidos que oyen y es la función de mis oídos que da su canción al mundo.
Es mi mente que piensa y el juicio de mi mente es el único faro que puede encontrar la verdad.
Es mi voluntad que elige, y la elección de mi voluntad es el único edicto que debo respetar.
Muchas palabras se me han otorgado y algunas son falsas pero tres son sangradas: "YO lo deseo".
Cualquiera sea la ruta que YO tome, la estrella guía está dentro de mí; la estrella guía y la brújula que indica el camino apuntan en una sola dirección. Apuntan hacia mí.
YO no sé si esta tierra en que me paro es el centro del universo o si es sólo una mota de polvo perdida en la eternidad.
YO no lo sé ni me preocupa. Porque YO sé que la felicidad es posible para mí en la tierra.
Y mi felicidad no necesita un objetivo superior para justificarse. Mi felicidad no es objetivo para fin alguno.
Es el fin. Es su propio objetivo. Es su propio propósito.
Tampoco soy el medio para fin alguno que otros deseen conseguir.
No soy una herramienta para su uso. No soy un sirviente para sus necesidades.
No soy una venda para sus heridas. No soy un sacrificio para sus altares.
YO soy un ser humano. Este milagro de YO es mío para poseer y conservar y mío para guardar y mío para arrodillarme ante él.
YO no rindo mis tesoros. La fortuna de mi espíritu no es para ser convertida en monedas
de bronce y arrojada a los vientos como limosna para los pobres de espíritu. YO guardo mis tesoros: mi pensamiento, mi voluntad, mi libertad. Y el más grande de éstos es mi libertad.
Nada debo a mis hermanos y no pretendo deudas con ellos. A nadie pido que viva por mí y no vivo para otros
YO no deseo el alma de hombre alguno ni es mi alma para que ellos la deseen.
YO no soy enemigo ni amigo de mis hermanos sino como cada uno de ellos lo merezcan de mí. Y para merecer mi amor, mis hermanos deben hacer más que haber nacido.
YO no otorgo mi amor sin razón ni a cualquiera que pase y ose pretenderlo.
YO honro a los seres humanos con mi amor. Pero el honor es algo que debe ser merecido.
YO elegiré amigos entre los hombres pero no esclavos ni amos. Y YO los elegiré sólo como me plazca, y YO los amaré y respetaré pero no les ordenaré ni obedeceré.
Y nosotros juntaremos nuestras manos cuando lo deseemos o caminaremos solos cuando así lo queramos.
Porque en el templo de su espíritu, cada hombre está solo. Que cada hombre mantenga su templo intocado e inviolado.
Luego, que él junte manos con otros si lo desea pero sólo más allá del sagrado umbral.
Porque la palabra "nosotros" nunca debe ser pronunciada salvo por propia elección y como segundo pensamiento.
Esta PALABRA nunca debe ser colocada primero en el espíritu del hombre pues sino se transforma en un monstruo, la raiz de todos los males de la Tierra, la raíz de la tortura del hombre por los hombres y de una mentira impronunciable.
La palabra "nosotros" es como un cemento echado sobre los hombres que se asienta y endurece como piedra y aplasta todo bajo sí y, aquello que es blanco y aquello que es negro se pierden igualmente en lo gris.
Es la palabra por medio de la cual los depravados roban la virtud de los buenos,
por medio de la cual los débiles roban la fuerza de los fuertes, por medio de la cual los tontos roban el conocimiento de los sabios.
¿Qué es mi felicidad si todas las manos incluso las impuras pueden alcanzarla?
¿Qué es mi sabiduría si hasta los tontos pueden mandarme?
¿Qué es mi libertad si las criaturas, incluso las deformes y las impotentes, son mis amos?
¿Qué es mi vida si debo inclinarme, estar de acuerdo y obedecer?
Pero YO he terminado con este credo de corrupción.
YO he terminado con el monstruo del "nosotros", la palabra de servidumbre, de pillaje, de miseria de falsedad y vergüenza.
Y ahora YO veo la faz de dios, y YO levanto este dios sobre la tierra, este dios que los hombres han buscado desde que los hombres comenzarón a existir, este dios que los concederá felicidad y paz y orgullo.
Este dios, esta sola palabra: YO