La Salomé de Richard Strauss, basada en el texto de Wilde. Strauss fué uno de los renovadores de la ópera en el s.XX, cuando ya empezaba a decaer empujada por el cine. Uno de los últimos postrománticos, entre otras innovaciones introdujo el uso de suspiros, gritos, carcajadas y otros sonidos de la voz que hasta ese momento quedaban fuera de la ópera. Muy en la línea de explotar todas las posibilidades tímbricas de los instrumentos, que empezó a seguirse al principio del s.XX, hasta agotarlas del todo y dejar paso a la música electrónica.
Sobre la ópera en sí, sigue con muhca fidelidad el texto de Wilde, que parece incorporar una estructura musical propia. Es una obra muy exigente con la soprano (Salomé), que se pasa la vida por arriba pero llega a un sol (o sol bemol, no me acuerdo), por abajo, fuera incluso del registro de una mezzo. Y, por si fuera poco, encima la danza de los siete velos, según Strauss, debía de ser bailada por la cantante. Diez minutos bailando y luego ponte a cantar.
Por supuesto, igual que la obra de teatro original, la ópera fué prohibida en inglaterra, y también en Estados Juntitos después de su estreno. Tanta pederastía, incesto, adulterio, asesinato, se ve que no sentaron muy bien en la sociedad anglosajona de la época, bastante puritana y conservadora. Por supuesto en Francia entró como un guante.
Así que nada, aquí dejo el vídeo de la Danza de los Siete Velos, bailado por Catherine Malfitano, que tiene los ovarios de cantar toda la ópera y bailar toda la danza. No es un nivelazo extremo de danza, pero se nota el esfuerzo y algo de técnica. La caracterización también es muy buena. Tiene ese punto de locura caprichosa y criminal que daba impresión Wilde. No se cómo irá la mujer a nivel de canto, porque no tengo ni puta idea, pero tampoco lo hace nada mal. Versión de The Royal Opera House Orchest dirigida por Christoph Von Dohnanyi.
